La sociedad ilergete estaba muy jerarquizada y estructurada en castas o estamentos sociales con unas funciones muy definidas. Los reyes estaban en la cúspide y eran los que ejercían el poder político y religioso como miembros que eran de la casta dirigente. Esta casta superior estaba formada por la aristocracia y la nobleza guerrera. Sólo ellos tenían derecho a defender la ciudad y representaban a todo el grupo organizado en familias nucleares.
La sociedad ilergete tenía una concepción guerrera de la vida. No sólo concebía la guerra en su sentido externo y más obvio, sino que incluso le daba una importancia mayor a su vertiente interna: mediante la acción bélica el hombre vence sus debilidades, sus miedos, forja su voluntad y robustece su carácter.
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